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miércoles, noviembre 09, 2005

Trigésimo tercer Domingo


Queridos Amigos en Cristo,


Esta es mi homilía para el proximo Domingo, el trigésimo tercer Domingo
del Año.

" Hacia el final del año litúrgico, la Iglesia nos propone pasajes de
la Escritura que hablan del regreso del Señor al final de los tiempos.
Así en el evangelio de hoy, Jesús nos habla de su segunda venida. ¿No
es esta una señal de su gran bondad? ¿No es esta una prueba de su
misericordia? "

¡Dios les bendiga!

Canónigo Dr. Daniel Meynen

Homilía para el trigésimo tercer Domingo del Año - Año A - Mt.
25:14-30

" Jesús habló de su segunda venida: «El reino de los cielos es como un hombre
que partiéndose lejos llamó á sus siervos, y les entregó sus bienes. Y á
éste dió cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: á cada uno conforme á
su facultad; y luego se partió lejos. Y el que había recibido cinco talentos
se fué, y granjeó con ellos, é hizo otros cinco talentos. Asimismo el que
había recibido dos, ganó también él otros dos. Mas el que había recibido
uno, fué y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

" «Y después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, é hizo
cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos,
trajo
otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he
aquí
otros cinco talentos he ganado sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien,
buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra
en el
gozo de tu señor.

" «Y llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor,
dos
talentos me entregaste; he aquí otros dos talentos he ganado sobre
ellos. Su
señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre
mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.

" «Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te
conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges
donde
no esparciste; Y tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la tierra:
he
aquí tienes lo que es tuyo. Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y
negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde
no
esparcí; Por tanto te convenía dar mi dinero á los banqueros, y
viniendo yo,
hubiera recibido lo que es mío con usura. Quitadle pues el talento, y
dadlo
al que tiene diez talentos. Porque á cualquiera que tuviere, le será
dado, y
tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado. Y
al
siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y
el
crujir de dientes.» "



Homilía:


" Jesús habló de su segunda venida. "

Hacia el final del año litúrgico, la Iglesia nos propone pasajes de la
Escritura que hablan del regreso del Señor al final de los tiempos.
Así en
el evangelio de hoy, Jesús nos habla de su segunda venida. ¿No es esta
una
señal de su gran bondad? ¿No es esta una prueba de su misericordia?
Porque
Jesús habría bien podido dejarnos en la ignorancia de todo lo
concerniente a
su regreso a la tierra y al juicio que le seguirá. Así, lejos de ser
atemorizantes, estos anuncios del regreso del Señor, deben de ayudarnos
a
amar más Dios, que nos ama con un Amor que sobrepasa cualquier cosa que
nosotros podamos imaginar!

" «El reino de los cielos es como un hombre que partiéndose lejos llamó
á sus
siervos, y les entregó sus bienes. Y á éste dió cinco talentos, y al
otro
dos, y al otro uno: á cada uno conforme á su facultad; y luego se
partió
lejos. Y el que había recibido cinco talentos se fué, y granjeó con
ellos, é
hizo otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó
también
él otros dos. Mas el que había recibido uno, fué y cavó en la tierra,
y
escondió el dinero de su señor.» "

Dios nos ama, y la prueba es que él nos ha dado talentos a cada uno de
nosotros: cinco talentos para una persona, dos talentos para otra, un
talento al tercero, etc... Por supuesto, en la parábola de Jesús,
estos
talentos son monedas de ese periodo, monedas de origen Griego. Pero
estos
talentos, en la forma de monedas, pueden ayudarnos a entender cuanto
Dios ama
a los hombres, dándoles a ellos ciertos regalos, o "talentos", en el
sentido
figurado de la parola, lo cual es el sentido más frecuentemente usado
ahora:
"aptitud en hacer algo".

Como Jesús lo dice, cada persona recibe talentos de acorde con su
habilidad:
"Y á éste dió cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: á cada uno
conforme á su facultad." Por ejemplo, Dios da a pocas personas
talentos para
gobernar bien una ciudad, pero, de otro lado, él da a muchas personas
talentos para criar bien a sus hijos. Semejantemente, en el ámbito
espiritual, Dios da a ciertas personas talentos para participar en el
gobierno de la Iglesia, pero a muchos le da talentos para conducir un
grupo
de oración.

Lo más importante no es, haber recibido muchos talentos, o haber
recibido
grandes y maravillosos talentos, pero lo más importante es que nosotros
utilizemos correctamente los talentos que hemos recibido. Los talentos
no
están hechos para ser ocultados o quemados en el anonimato de una
persona.
Por el contrario, Jesús dijo: "Vosotros sois la luz del mundo." (Mt.
5:14)
Los talentos recibidos, ya sean naturales o sobrenaturales, deben de
ser
desarrollados y usados para el bien de todos.

" «Y después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, é hizo
cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos,
trajo
otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he
aquí
otros cinco talentos he ganado sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien,
buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra
en el
gozo de tu señor.» "

Dios nos ama! ¿Que podría ser mejor para nosotros que ofrecerle a Dios
amor
por amor? Esto es lo que nosotros hacemos cuando reconocemos en
nosotros
mismos los regalos de Dios. Yo le agregaría: "aunque ellos fueran
pequeños". Yo querría decir la frase siguiente: "Esto es lo que
nosotros
hacemos cuando reconocemos en nosotros mismos los regalos de Dios,
aunque
ellos fueran pequeños." Pero yo no puedo decir esto. ¿Es cualquier
regalo
de Dios "pequeño"? No. No hay pequeños regalos de Dios. Cada regalo
de
Dios es grande, inmenso, infinito! Porque su Amor es infinito! Es
solo para
nuestros ojos, nuestros pobres ojos que han estado ciegos por el
espíritu del
mundo, que un regalo de Dios podría ser pequeño...

Reconocer los regalos de Dios en nosotros: esto es lo que debemos
hacer. El
resto seguirá. El resto, es decir la respuesta a la pregunta: "¿Que
debemos
nosotros hacer para usar estos regalos?" Recordemos lo que María dijo
al
Angel Gabriel: "¿Cómo será esto, puesto que no he tenido esposo?" (Lc.
1:34)
Esta es la clase de pregunta que cada uno se pide cuando se hacen
frente con
un regalo de Dios... Y todavía, hay solamente una respuesta a esta
pregunta.
Debemos de decir, como María: "He aquí la sierva del Señor; hágase á

conforme á tu palabra." (Lc. 1:38) Confiemos en Dios: reconozcamos
los
regalos de Dios en nosotros y dejemos a Dios hacer el resto!

" «Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te
conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges
donde
no esparciste; Y tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la tierra:
he
aquí tienes lo que es tuyo. Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y
negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde
no
esparcí; Por tanto te convenía dar mi dinero á los banqueros, y
viniendo yo,
hubiera recibido lo que es mío con usura. Quitadle pues el talento, y
dadlo
al que tiene diez talentos. Porque á cualquiera que tuviere, le será
dado, y
tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado. Y
al
siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y
el
crujir de dientes.» "

Jesús nos da este ultimo ejemplo de manera que nosotros conozcamos el
que
nosotros podemos esperar si nosotros no confiamos en Él. Este es el
ejemplo
de una persona quien tiene miedo de Dios: "Y tuve miedo, y fuí, y
escondí tu
talento en la tierra." Nosotros no deberíamos temerle a Dios.
Temámosle
ofenderle, tengámosle miedo al infierno, temámosle a lo que Jesús nos
dijo:
"Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el
lloro y
el crujir de dientes." Pero no le tengamos miedo a Dios!

Nosotros debemos confiar en Dios! Sin embargo, esto no significa que
tengamos
una confianza pasiva, una confianza que nos deja inactivos. No.
Nosotros
debemos de trabajar con Dios, con confianza. Este hombre en la
parábola
dijo: "Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no
sembraste, y recoges donde no esparciste." Él tiene razón: Dios
requiere de
su Hijo el trabajo más grande que hay, el trabajo más doloroso de todos
los
tiempos, muriendo en la Cruz del Calvario para la Salvación de los
hombres y
mujeres de todas las edades.

Cuando el Angel Gabriel la saludó, María inmediatamente vio en su
pensamiento
todo lo que ella sufriría con su Hijo, porque ella conocía las
profecías que
anunciaba "el Criado sufridor"... Y todavía, María dijo "sí" a el
enviado de
Dios: María no dudo en reconocer el regalo de Dios en ella, este
regalo de
ser la Madre de Dios, pero además la Reina de los Mártires!

Que el Espíritu Santo fortifique el corazón de todos aquellos que él ha
marcado con el sello de Dios! Que Él, quien es el Regalo de Dios,
venga en
nuestra ayuda, a través de María, todos los días de nuestra vida!



Canónigo Dr. Daniel Meynen



http://meynen.homily-service.net