Google
The WeatherPixie Cristo ha resucitado, está vivo. ¿Lo viste tú con los ojos de tu corazón? Bendiciones...

jueves, marzo 30, 2006

Nueva participante en el Asilo "José".





Doña Antonia (derecha) es la nueva anciana de nuestro Asilo. Acaba de llegar y le deseamos una cordial bienvenida.

sábado, marzo 25, 2006

Un matrimonio poco común.



Felicitaciones a Aberto y a Ofelia por su matrimonio, el mayor deseo de Ofelia en vista de su enfermedad. Costó llegar por el mucho tráfico. Pero llegaron y les deseamos muchas bendiciones: un matrimonio así no es de todos los días.

jueves, marzo 23, 2006

cuarto Domingo de Cuaresma.

Queridos Amigos en Cristo,

Esta es mi homilía para el proximo Domingo, el cuarto Domingo de
Cuaresma.

" De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 
Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas
para que el mundo sea salvo por él. "



¡Dios les bendiga!



Canónigo Dr. Daniel Meynen






Homilía para el cuarto Domingo de Cuaresma  -  Año B  -  Jn. 3:14-21






" Jesús le dijo:  «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es
necesario que el Hijo del hombre sea levantado;  para que todo aquel
que en
él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.»  Porque de tal
manera
amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel
que
en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Porque no envió Dios
á su
Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea
salvo por
él.  El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es
condenado,
porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.  Y esta es la
condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz;  porque sus obras eran malas.  Porque todo aquel
que
hace lo malo, aborrece la luz y no viene á la luz, porque sus obras no
sean
redargüidas.  Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus
obras sean
manifestadas que son hechas en Dios. "



Homilía:


" Jesús le dijo:  «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es
necesario que el Hijo del hombre sea levantado;  para que todo aquel
que en
él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.» "

¡Este es el precio que Jesús pagó para abrirnos las puertas del Cielo y
guiarnos a la vida eterna!  Este es el precio:  como la serpiente que
Moisés
levantó en el desierto, ¡Jesús fue levantado en la Cruz, Él murió por
nosotros en la Cruz de madera antes de elevarse al Cielo en el día de
la
Ascensión!  La serpiente que Moisés levantó en el desierto fue una
fuente de
sanación:  semejantemente, el Señor Jesús quién está ahora en el Cielo
es la
fuente de vida eterna, a través de los meritos de su dolorosa Pasión y
de su
muerte en la Cruz. 

La serpiente en el desierto era un signo para los Hebreos:  el signo de
la
misericordia de Dios hacia su Pueblo, el Pueblo que Él había escogido
para
hacer brillar su gloria y su magnificencia a través de todo el mundo. 
De una
manera similar, pero en concordancia con la realidad que Él está en Él,
el
Señor Jesús es el signo de la misericordia y amor de Dios hacia todos
los
hombres.  Sus gloriosas heridas, que él todavía lleva en el Cielo, son
tan
muchas joyas que testifican su triunfo sobre el pecado y la muerte; 
pero,
sobre todo, sus heridas son, para todos los elegidos del Cielo, los
signos
brillantes y siempre visibles de su inagotable amor para todos aquellos
quienes El ha escogido de toda la eternidad para vivir con Él en la
Gloria.

" Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo
unigénito. "

¡Dios nos ama!  Nuestro Padre Celestial, el Creador de todos nosotros,
nos ama
tanto que su amor lo lleva a darnos a su único Hijo.  San Juan habla en
tiempo pasado;  él dice:  "Dios amó... ha dado..."  Pero todo esto es
además
verdad en el presente, desde que, para Dios, todo está siempre en el
presente:  Dios es eterno, y para El no hay ningún pasado o futuro. 
Esto es
solamente con relación a nosotros, hombres, que hay un pasado y un
futuro
para Dios.  La Palabra del Padre, su Hijo, fue encarnado en el vientre
de la
Santísima Virgen María hace dos mil años.  Esto está en el pasado, fue
en
este tiempo que Dios dió a su único Hijo.  Pero nosotros podemos decir
aun
ahora que Dios nos da a su Hijo, cada día, cada hora, cada minuto:  si
nosotros le pedimos esto, humildemente con gran fe, entonces Dios nos
dará a
Él quien es su Vida, toda su razón de ser, Él quien es el objeto de su
amor.

" para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. "

El Señor Jesús es Dios:  Él es la Verdad.  Él es la Verdad que debemos
creer,
porque ella sobrepasa toda inteligencia, ella está sobre toda razón,
ella es
sobrenatural y divina.  Pero así como esto es, la Verdad es Dios, esta
Verdad 
es Vida, el Señor quien es Verdad, es también  Vida, porque El es el
Amor
todopoderoso y misericordioso, el Infinito Amor, que no puede fallar en
ser
comunicado a cualquiera quien verdaderamente quiera entrar en una
comunión de
Vida con El.  Así, a través de la virtud de la Fe, la Verdad que es
Dios, y
en quien nosotros creemos, nos da su Vida:  a través de la fe, nosotros
somos
participantes de la misma vida de Dios en el Señor Jesús.  Es más,
escuchemos
lo que el Señor nos dice:  "En verdad, en verdad, yo les digo, él que
cree
tiene la vida eterna." (Jn. 6:47)

" La luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la
luz; 
porque sus obras eran malas.  Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la
luz y no viene á la luz, porque sus obras no sean redargüidas. "

San Juan ya nos había contado al principio de su Evangelio:  "Aquel era
la luz
verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo.  En el
mundo
estaba, y el mundo fué hecho por él; y el mundo no le conoció.  A lo
suyo
vino, y los suyos no le recibieron." (Jn. 1:9-11)  Este es el drama de
toda
la Creación:  la Luz está aquí, en el mundo, y todavía son muchos los
que lo
rechazan, quienes no van a Él para ser iluminado interiormente por su
todopoderosa gracia!  Los hombres tiene temor de esta divina luz, ellos
no
quieren acercársele, porque ella puede demostrarle a cada uno, en
cualquier
lugar, la fealdad de su vida.  Pero sobretodo, ellos no quieren ver en
esta
luz la vida y el amor que es esencialmente:  porque ellos no quieren
cambiar
su vida, porque ellos no quieren participar en la Vida de Dios.

" Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean
manifestadas
que son hechas en Dios. "

Miremos esta expresión de San Juan:  "El que obra verdad."  La Verdad
de Dios
quien es Luz (cf. 1 Jn. 1:5) es una Verdad que no puede estar disociada
de
los actos de virtud y de los trabajos que deben ser hechos de acuerdo
con los
mandamientos de Dios y de la Iglesia.  No basta con simplemente creer,
también es necesario realizar trabajos de caridad y misericordia.  De
estos
trabajos, nosotros logremos el más importante de todos.  Nosotros
reciberemos
la Eucaristía:  preparémonos para participar en la Pasión de Cristo,
para
comunicar de su Sacrificio, que El Señor ha ofrecido de una vez por
todas,
pero que, a través del sacramento se nos hará presente, a nosotros que
estamos vivos ahora!  Nosotros nos asociaremos con Cristo muerto y
resucitado, Él quien fue elevado de la tierra sobre la Cruz de madera,
y
quien ahora es elevado a la derecha del Padre que está en el Cielo!

Que la Santísima Virgen María, quien vio a su Hijo en la Cruz, nos
ayude a
recibir dignamente a su Hijo Jesús, para que nosotros podamos
participar en
la Pasión de Cristo, para su Cuerpo, que es la Iglesia!



Canónigo Dr. Daniel Meynen



Do You Yahoo!? La mejor conexión a Internet y 2GB extra a tu correo por $100 al mes. http://net.yahoo.com.mx

miércoles, marzo 22, 2006

las cocineras y el P.Toño


las cocineras y el P.Toño
Originally uploaded by
elipisan.

Como pueden ver, se trabaja bonito en la Parroquia de Elih, quinta de izquierda a derecha. El Párroco parece MUY feliz.

martes, marzo 21, 2006

Mensaje de cuaresma: Cardenal Quezada.


Se acerca la Pascua del Señor, solemnidad de solemnidades, celebración anual de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, nuestro Señor y Salvador. Con esta carta pastoral, pongo en sus manos una serie de reflexiones para invitar a todos a vivir la Cuaresma y la Pascua en este año con particular intensidad, en el doble aspecto de la muerte y la resurrección, del anonadamiento y la exaltación, de la cruz y la esperanza.
La Cuaresma nos encuentra viviendo en un tiempo en el cual la violencia desenfrenada y las graves amenazas a la vida se ciernen sobre nuestra población guatemalteca. Es por ello un momento propicio para acoger la invitación del Señor a realizar un alto en nuestro camino pata reflexionar. Por eso, debe ser éste un tiempo de renovación interior, de conversión total, de reconciliación con Dios y con los hombres. Con el apóstol san Pablo me permito suplicarles, como humilde colaborador de Dios y ministro de la reconciliación: “en nombre de Cristo, les pedimos que se reconcilien con Dios” (2 Cor 5,20).
Una invitación a la penitencia La cuaresma se inicia con el Miércoles de Ceniza. En dicha jornada, al comenzar los cuarenta días de preparación para la Pascua anual, la Iglesia nos impone la ceniza sobre la cabeza y nos invita a la penitencia. La palabra penitencia se repite en muchas páginas de la Sagrada Escritura, resuena en la boca de tantos profetas y, en fin, de modo particularmente elocuente, en la boca del mismo Jesucristo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” (Mt 3,2). Se puede decir que Cristo introdujo la tradición del ayuno de cuarenta días en el año litúrgico de la Iglesia, porque Él mismo “ayunó cuarenta días y cuarenta noches” (Mt 4,2), antes de comenzar su vida pública. Con este ayuno cuaresmal, la Iglesia en cierto sentido está llamada cada año a seguir a su Maestro y Señor, si quiere predicar eficazmente su Evangelio.
Convertirse a Dios
En sentido evangélico, la penitencia significa sobre todo conversión. Es muy significativo el pasaje del Evangelio del Miércoles de Ceniza. Jesús habla del cumplimiento de los actos de penitencia conocidos y practicados por sus contemporáneos, los miembros del pueblo de la Antigua Alianza. Pero al mismo tiempo crítica el modo puramente externo del cumplimiento de los actos de la piedad judía: limosna, ayuno y oración, porque ese modo es contrario a la finalidad propia de ellos. El fin de los actos de penitencia es acercarse más profundamente a Dios mismo para poder encontrarse con Él en lo más íntimo de nuestra condición humana, es decir, en el secreto del corazón.
“Cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres... tú, en cambio, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente… Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro para que la gente note que están ayunando… Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará” (Cf. Mt 6,1-18).
Por tanto, el principal significado de la penitencia es algo interior y espiritual. El esfuerzo principal de la penitencia consiste en entrar en sí mismo, en lo más profundo del propio ser, entrar en esa dimensión de la propia humanidad en la que, en cierto sentido, Dios nos espera. Como ya notaba el tan querido Papa Juan Pablo II, “el hombre exterior debe ceder en cada uno de nosotros al hombre interior y, en cierto sentido, dejarle el puesto”. En la vida cotidiana, el hombre no siempre vive en profundidad. Jesucristo indica claramente que también los actos de devoción y de penitencia (como el ayuno, la limosna, la oración) que por su finalidad religiosa son principalmente interiores, pueden ceder a una vivencia meramente superficial, y, por lo tanto, pueden ser falsificados.
En cambio, como conversión a Dios, la penitencia exige sobre todo que el hombre rechace las apariencias, que sepa liberarse de la falsedad para encontrarse en toda su verdad interior. “Hasta una mirada rápida, breve, en el fulgor divino de la verdad interior del hombre, es ya un éxito. Pero es necesario consolidar hábilmente este éxito mediante un trabajo sistemático sobre sí mismo. Tal trabajo se llama ascesis (así lo llamaban ya los griegos de los tiempos de los orígenes del cristianismo). Ascesis quiere decir esfuerzo interior para no dejarse llevar y empujar por las diversas corrientes exteriores, para permanecer así siempre ellos mismos y conservar la dignidad de la propia humanidad” (Juan Pablo II, Catequesis sobre la Cuaresma, 7-2-79).“Pero el Señor Jesús nos llama a hacer aún algo más. Cuando dice “entra en tu cuarto y cierra la puerta”, indica un esfuerzo ascético del espíritu humano que no debe terminar en el hombre mismo. Ese encerrarse debe ser, al mismo tiempo, la apertura más profunda del corazón humano. Es indispensable para encontrarse con el Padre, y por eso debe realizarse. “Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. Aquí se trata de recobrar la sencillez de pensamiento, voluntad y corazón, que es indispensable para encontrarse con Dios en el propio yo interior. ¡Y Dios espera esto para acercarse al hombre interiormente recogido y, a la vez, abierto a su palabra y a su amor! Dios desea comunicarse a la persona así dispuesta. Desea darle la verdad y el amor que tienen en Él la verdadera fuente” (Juan Pablo II, ibid).
Liberación espiritual
La tarea principal de la Cuaresma, sobre todo como preparación para la celebración anual de la Pascua, debe tocar al hombre interior, a su corazón y a su conciencia. En esto consiste el esfuerzo esencial de la penitencia. La voluntad de convertirse a Dios es encaminada, por así decirlo, por la gracia de la conversión y, al mismo tiempo, del perdón y de la liberación espiritual. La penitencia no es sólo un esfuerzo o una carga, sino también una nueva vida, una esperanza, una alegría.
Parece que el hombre contemporáneo ha perdido en cierta medida el sabor de esta alegría. Ha perdido, además, el sentido profundo de aquel esfuerzo espiritual que permite volver a encontrarse a sí mismo en toda la verdad de la propia intimidad. A esto contribuyen muchas causas y circunstancias. Nuestra civilización –sobre todo en Occidente–, estrechamente vinculada con el desarrollo de la ciencia y de la técnica, descubre la necesidad del esfuerzo y de la eficiencia racional y técnica; pero ha perdido notablemente el sentido del esfuerzo del espíritu, cuyo fruto es el hombre visto en sus dimensiones más profundas. Será siempre necesario, por eso mismo, un mayor esfuerzo para recuperar este sentido profundo.
Redescubrir la dignidad de la persona humana
Una de las realidades más fundamentales que hemos de recuperar es la conciencia de la dignidad y del valor de la persona humana. Lamentablemente, muchos viven influenciados por una mentalidad particularmente sensible a las tentaciones del egoísmo, siempre dispuesto a resurgir en el ánimo humano. Tanto en el ámbito social, como en el de los medios de comunicación, la persona está a menudo acosada por insistentes mensajes que, abierta o solapadamente, exaltan la cultura de lo efímero y lo hedonístico. Aun cuando no falta una atención al prójimo cuando acontecen calamidades naturales, guerras u otras emergencias, generalmente no es fácil desarrollar una cultura de la solidaridad. ¿No es cierto que sobrevivimos en un clima de violencia y de irrespeto a la vida? “En Guatemala la vida humana no vale nada” clamábamos recientemente los obispos de Guatemala. Se trata de una cultura de la muerte en donde cada quien vela por sus propios intereses. En nuestros días, lo más triste es que, a pesar de se habla de los derechos humanos, en realidad no se aceptan ni se acogen en toda su profundidad. El espíritu del mundo altera la tendencia interior a darse a los demás desinteresadamente, e impulsa a satisfacer los propios intereses particulares. Se incentiva cada vez más el deseo de salvaguardar la propia vida y acumular bienes, aún a costa de los demás. Se incrementa el relativismo moral y el afán desmedido del propio bienestar individual impide a la criatura humana abrirse al Creador y a sus semejantes.
La explotación del hombre, la indiferencia por el sufrimiento ajeno, la violación de las normas morales y de los derechos humanos, las múltiples amenazas a la vida humana desde su concepción hasta su final natural, son sólo algunos de los frutos de esta cultura. Frente al triste espectáculo de la pobreza permanente que afecta a gran parte de la población de Guatemala y del mundo, ¿cómo no reconocer que la búsqueda de ganancias a toda costa y la falta de una activa y responsable atención al bien común llevan a concentrar en manos de unos pocos gran cantidad de recursos mientras el resto de la mayoría sufre la miseria, el hambre, la falta de salud, el abandono y la exclusión?
Apelando a los creyentes y a todos los hombres de buena voluntad, la Iglesia ha reafirmado de forma insistente y constante el valor de la vida humana y su inalienable dignidad como ser humano y criatura de Dios. La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase. El mandamiento "No matarás", exige siempre el respeto y la promoción de la vida, desde su principio hasta su ocaso natural. Es un mandamiento que no pierde su vigencia ante la presencia de tantas situaciones que limitan al individuo y a la comunidad humana, como la enfermedad, la ancianidad, la pobreza extrema. Si todas estas situaciones, con sus inevitables condicionamientos, son acogidas serenamente, a la luz de la fe, pueden convertirse en una ocasión maravillosa para comprender y vivir el misterio de la Cruz, que da un sentido completo a la existencia humana. Por eso, quiero insistir en un principio en sí mismo obvio aunque frecuentemente incumplido: es necesario asegurar el respeto de los derechos y el mejoramiento de las condiciones de vida no de un círculo privilegiado de pocos, sino de todos. Sólo sobre este fundamento se podrá construir un orden local, nacional e internacional realmente marcado por la justicia y solidaridad, como es deseo de todos.
Nos dice San Pablo: "Hay mayor felicidad en dar que en recibir". El creyente experimenta una profunda satisfacción siguiendo la llamada interior de darse a los otros sin esperar nada. El esfuerzo del cristiano por promover la justicia, su compromiso de defender a los más débiles, su acción humanitaria para procurar el pan a quién carece de él, por curar a los enfermos y prestar ayuda en las diversas emergencias y necesidades, se alimenta del particular e inagotable tesoro de amor que es la entrega total de Jesús al Padre. El creyente se siente impulsado a seguir las huellas de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre que, en la perfecta adhesión a la voluntad del Padre, se despojó y humilló a sí mismo, (cf. Flp 2,6 ss), entregándose a nosotros con un amor desinteresado y total, hasta morir en la cruz. Desde el Calvario se difunde de modo elocuente el mensaje del amor de Dios a los seres humanos de toda época y lugar.
Reconocer el amor que Dios nos tiene
En su mensaje para la Cuaresma de 2006, el Papa Benedicto XVI nos dice que “la Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacia la alegría intensa de la Pascua”.
Hace pocas semanas, el Papa Benedicto XVI presentó su primera encíclica, sobre el tema del amor. Al hacerlo, ha llamado la atención de todo el mundo sobre la centralidad de la vivencia del amor en la vida del cristiano. El Hijo de Dios nos ha amado primero, "siendo nosotros todavía pecadores", (Rm 5,8), sin pretender nada, sin imponernos ninguna condición a priori. Frente a esta constatación, ¿cómo no ver en la Cuaresma la ocasión propicia para hacer opciones decididas de caridad a favor de una cultura de la vida? ¿Cómo no reconocer la ocasión para la generosidad, para la solidaridad? Como medios para combatir el desmedido apego al propio bienestar, este tiempo propone la práctica eficaz del ayuno y la limosna. Privarse no sólo de lo superfluo, sino también de algo más, para distribuirlo a quien vive en necesidad, contribuye a la negación de sí mismo, sin la cual no hay auténtica praxis de vida cristiana. Es el amor de Dios infundido en nuestros corazones el que tiene que inspirar y transformar nuestro ser y nuestro obrar. El cristiano no debe hacerse la ilusión de buscar el verdadero bien de los hermanos si no vive la caridad de Cristo. Aunque lograra mejorar factores sociales o políticos importantes, cualquier resultado sería efímero sin la caridad. La misma posibilidad de darse a los demás es un don y procede de la gracia de Dios. Como enseña san Pablo, "Dios es quien obra en ustedes el querer y el obrar, como bien le parece"(Flp 2,13).
Al hombre de hoy, a menudo insatisfecho por una existencia vacía y fugaz, y en búsqueda de la alegría y el amor auténticos, Cristo le propone su propio ejemplo, invitándolo a seguirlo. Pide a quien le escucha que gaste, que desgaste su vida por los hermanos. De tal dedicación surge la realización plena de sí mismo y el gozo, como lo demuestra el ejemplo elocuente de aquellos hombres y mujeres que, dejando sus seguridades, no han titubeado en poner en juego la propia vida como misioneros en muchas partes del mundo. Lo atestigua la decisión de aquellos jóvenes que, animados por la fe, han abrazado la vocación sacerdotal o religiosa para ponerse al servicio de la "salvación de Dios". Lo verifica el creciente número de voluntarios, que con inmediata disponibilidad se dedican a los pobres, a los ancianos, a los enfermos y a cuantos viven en situación de necesidad.
Recientemente asistimos a una gran movilización a favor de nuestros hermanos golpeados por la tormenta tropical Stan. En estas circunstancias, los medios de comunicación social desarrollaron un significativo servicio haciendo más directa la participación y más viva la disponibilidad para ayudar a quienes se encontraban en el sufrimiento y la dificultad. Quien asiste al necesitado goza siempre de la benevolencia de Dios. Sin embargo, es fundamental que no nos limitemos a ayudar en los momentos de gran necesidad, olvidándonos después de nuestro compromiso por suscitar una sociedad abierta a la vida, y donde los necesitados encuentren su promoción personal y comunitaria, los débiles gocen de la ayuda que requieren y todos vean respetados su dignidad y sus derechos.
¡Hemos de dejar que realmente nos mueva la caridad de Cristo!
En este espíritu, los invito una vez más, a nuestra CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD CUARESMAL, que ya es tradición en la vida de nuestra Iglesia Arquidiocesana, como un gesto de generosidad de todas las comunidades parroquiales y las demás fuerzas vivas de nuestra Arquidiócesis a favor de los más necesitados. En este año, lo recaudado en dicha campaña será destinado a ayudar en algo a quienes se dedican a atender a niños y personas especiales. Sin embargo, esta campaña no debe limitarse a una recaudación económica: que el espíritu de esta campaña sea generar todas las iniciativas posibles para hacer que los cristianos estemos presentes en aquellas situaciones en las que la vida humana se vea amenazada y la solidaridad eficaz sea posible.
Conclusión
Deseo de corazón que la Cuaresma sea para los creyentes un período propicio para difundir y testimoniar el Evangelio de la caridad en todo lugar, ya que la vocación a la caridad representa el corazón de toda auténtica evangelización. Para ello invoco la intercesión de María, Madre de la Iglesia. Que Ella, “fuente viva de esperanza”, nos acompañe en este itinerario cuaresmal. Si escuchamos la voz de Dios en lo más profundo de nuestro ser sabremos gustar la alegría inmensa de las fiestas pascuales. Que Dios nuestro Señor a todos nos bendiga.
Rodolfo Cardenal Quezada ToruñoArzobispo Metropolitano de Santiago de Guatemala
Tomado de Radio Estrella.

sábado, marzo 18, 2006

Las hermanas franciscanas de la Parroquia.


Acá están nuestras hermanas franciscanas:

viernes, marzo 17, 2006

Recuerdo de retiro.

Nuestros alumnos han hecho su retiro. Que alegría y que recuerdos. Posted by Picasa

domingo, marzo 12, 2006

Pasenla.


Pasenla.
Originally uploaded by cristohermano.
Nuestros jóvenes de confirmación tuvieron su domingo de dinámicas. Con el fin de consolidar el grupo en la amistad y hacerles sentir que, ¡si! uno se puede alegrar mucho a partir de la fe.

viernes, marzo 10, 2006

El pasado Congreso Eucarístico.



Uy! No metí nada de nuestro Congreso Eucarístico Parroquial. Valió la pena. Tuvimos una excelente organización y una excelente participación de todos. La Eucaristía es EL sacramento de nuestra fe. Cristo es el centro de toda la fe católica.

 Posted by Picasa

Una vista de la sesión sobre Estatutos parroquiales.

Jóvenes y menos jóvenes estaban estudiando, en dicha sesión, los estatutos parroquiales, ya autorizados por el arzobispado. La finalidad de tales estatutos es de favorecer la continuidad en nuestros esfuerzos pastorales y consolidar la integración de todos.
Cree Usted que sea interesante publicarlos acá con sus respectivos reglamentos anexados? Posted by Picasa

Sesiones de aprendisaje.

Que alegre ver tanta gente en nuestra parroquia, dispuesta a recibir una formación seria en la fe y en las técnicas necesarias para organizarse adecuadamente. Vamos poco a poco hacia la forma de una Iglesia participativa y comunidad de gente que se quiere de verdad. Muchos son los retos y mucha la esperanza.
 Posted by Picasa

jueves, marzo 09, 2006

El segundo Domingo de Cuaresma."

Queridos Amigos en Cristo,Esta es mi homilía para el proximo Domingo, el segundo Domingo de Cuaresma." San Mateo agrega que "Su rostro se puso brillante como el sol." (Mt. 17:2) ¿Porqué es la Transfiguración de Jesús se logró principalmente con respecto a su cara? "¡Dios les bendiga!Canónigo Dr. Daniel MeynenHomilía para el segundo Domingo de Cuaresma - Año B - Mc. 9:2-10" Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a ellos solos a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, que bueno es que estemos aqui! Levantemos tres chozas: una para tí, otra para Moisés y otra para Elías.» En realidad no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.» Y de pronto, mirando a su alrededor, no vieron ya a nadie, sólo Jesús estaba con ellos. Cuando bajaban del cerro, les ordenó que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron el secreto, aunque se preguntaban unos a otros que querría decir esto de resucitar de entre los muertos. "Homilía:La Transfiguración de Jesús toma lugar seis días después que Pedro hace la profesión de fe, cuando él dice a Cristo: "Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo!" (Mt. 16:16, Mc. 8:29, Lc. 9:20) Así Pedro acaba de tener una revelación interna del Padre, instruyéndole sobre la identidad del Hombre llamado Cristo, y quien es - como Pedro lo sabe ahora en el Espíritu Santo - el Hijo de Dios, la Palabra de Dios hecha carne. Ahora, Pedro recibirá una nueva revelación del Padre concerniente a su Hijo. Pero, el no lo recibirá solo, porque esta revelación no será interior, como sería apropiado para una revelación que es recibida personalmente, si no será una exterior: la revelación que el Padre hará en la Transfiguración de su Hijo, es una revelación publica, la cual esta destinada para instruir a muchas personas, sin distinción. De hecho, Jesús toma a Pedro, a Santiago y a Juan con él, y esto es ante estos tres que él se transfigure bajo la mirada del Padre." Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. "¿Porqué Jesús toma solo a tres de sus discípulos con él, solo tres entre doce apóstoles? Sin embargo, ¿Nos atrevemos a preguntarle a Dios, "Porqué?" ¿No tiene Dios sus razones? O mejor dicho, ¿No tiene Dios sus Misterios? Sí, por supuesto! Por que, Dios siendo sobre todas las razones, Él es, intrínsicamente, un Misterio, y todo lo que Él decida y hace, es correctamente hablando un Misterio. Esto es todo el Misterio, de su Voluntad Soberana, la que gobierna a todas cosas con Sabiduría, según el orden y el plan de su Providencia! Pero la Palabra de Dios siendo encarnada en Cristo, segun el orden de su Voluntad, a el Misterio incompresible de Dios, se une ahora una realidad, que es para nosotros un signo verdadero y comprensible, una completa expresión humana de la Voluntad de Dios hacia nosotros. La Humanidad de Cristo se ha vuelto para nosotros un signo, manifiesto y comprensible en la Fe, de la Voluntad de Dios que siempre es misteriosa e impenetrable por sí misma." Y se transfiguró delante de ellos. "San Mateo agrega que "Su rostro se puso brillante como el sol." (Mt. 17:2) ¿Porqué es la Transfiguración de Jesús se logró principalmente con respecto a su cara? La respuesta es, primero, de orden natural: la cara de una persona es lo que lo distingue principalmente a él o ella de otras personas; es la cara de una persona que nos permite decir quien es esta persona. La cara de una persona es la que expresa toda la individualidad de él o ella, todo lo que lo distingue a él o ella de otros. Pero la respuesta es además sobrenatural y mística. ¿No nos dice San Pablo que Cristo es la CABEZA de la Iglesia: "Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia." (Col. 1:18)? Esto es, San Pablo nos presenta a Cristo como un hombre, que tiene como parte principal, mas que cualquier otro hombre o mujer, la cabeza, la parte del cuerpo que nos permite hablar o expresar un discurso y particularmente el discurso de Dios, que es Cristo, o la Palabra encarnada del Padre." Su rostro se puso brillante como el sol. " (Mt. 17:2)El jefe de un cuerpo social como la Iglesia, ésta persona que manda, gobierna y da ordenes, se llama "cabeza". Cristo es nuestra Cabeza, y nosotros de debemos nuestra obediencia, nosotros debemos de ofrecerle "nuestra obediencia de Fe" (cf. Rm. 1:5). De todos los cuerpos celestiales, es el Sol, que es símbolo e imagen de Cristo, nuestra Cabeza. El sol, a quienes ciertos pueblos han adorado como dios, es la estrella que preside la progresión de nuestro día: es el cuerpo celestial del día por excelencia. El sol, símbolo de Cristo, esta además para indicarnos cual es el día de la semana por excelencia: este es el dia del Señor, el cual los Romanos llamaron: "dies solis" o "día del sol"." Desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.» "Dios, el Padre, se manifiesta exteriormente, revelando su presencia por una voz. Él dice claramente: "Este es mi Hijo Amado, escuchenlo." (Mc. 9:7) Esto es lo que nosotros hacemos, siguiendo a los Apóstoles, cuando nostros participamos en la Eucaristia dominical: nosotros escuchamos la Palabra de Dios, para recibir la Santa Eucarístia con mayor preparación, asi de esta manera podemos tener mas frutos para el bien de toda la Iglesia. Esta es nuestra vocación entera como Cristianos: Dios nos toma con Él en Cristo, así como Pedro, Juan y Santiago, por que, escuchando su Palabra, meditandola dentro de nuestro corazón, nosotros podríamos llevar el fruto en abundancia a través de la practica de la obediencia de Fe. Que, a través de María, nuestro modelo de obediencia y Fé, el día del Señor sea para nosotros el día más hermoso de nuestra vida, el día en el cual el Señor Jesús es transfigurado ante nosotros en la Presencia del Padre que esta en el Cielo!Canónigo Dr. Daniel Meynen

sábado, marzo 04, 2006

Padre Santiago.


Padre Santiago.
Originally uploaded by cristohermano.
Una foto de nuestra penitencial parroquial del martes 28 de febrero de 2006. Siete padrecitos.
Unas dos cientos cincuenta personas.

jueves, marzo 02, 2006

Al restaurante.


Cena 16
Originally uploaded by cristohermano.
Que alegre celebración de las 64 primaveras... Todo el equipo presente: 12 apóstoles y aquel...

miércoles, marzo 01, 2006

Tengo 64 años...


Tengo 64 años...
Originally uploaded by cristohermano.
Esta mañana primero de marzo 2006, pasaron los amigos a despertarme a las 04:00 am. Tacita de café y ya!

Cenizas 6


Cenizas 6
Originally uploaded by cristohermano.
Hemos celebrado hoy, para nuestras escuelas del barrio, dónde impartimos enseñanza en la fe, la imposición de la ceniza. Ojalá lleguemos a ser como Cristo...