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The WeatherPixie Cristo ha resucitado, está vivo. ¿Lo viste tú con los ojos de tu corazón? Bendiciones...

jueves, marzo 23, 2006

cuarto Domingo de Cuaresma.

Queridos Amigos en Cristo,

Esta es mi homilía para el proximo Domingo, el cuarto Domingo de
Cuaresma.

" De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 
Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas
para que el mundo sea salvo por él. "



¡Dios les bendiga!



Canónigo Dr. Daniel Meynen






Homilía para el cuarto Domingo de Cuaresma  -  Año B  -  Jn. 3:14-21






" Jesús le dijo:  «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es
necesario que el Hijo del hombre sea levantado;  para que todo aquel
que en
él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.»  Porque de tal
manera
amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel
que
en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Porque no envió Dios
á su
Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea
salvo por
él.  El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es
condenado,
porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.  Y esta es la
condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz;  porque sus obras eran malas.  Porque todo aquel
que
hace lo malo, aborrece la luz y no viene á la luz, porque sus obras no
sean
redargüidas.  Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus
obras sean
manifestadas que son hechas en Dios. "



Homilía:


" Jesús le dijo:  «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es
necesario que el Hijo del hombre sea levantado;  para que todo aquel
que en
él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.» "

¡Este es el precio que Jesús pagó para abrirnos las puertas del Cielo y
guiarnos a la vida eterna!  Este es el precio:  como la serpiente que
Moisés
levantó en el desierto, ¡Jesús fue levantado en la Cruz, Él murió por
nosotros en la Cruz de madera antes de elevarse al Cielo en el día de
la
Ascensión!  La serpiente que Moisés levantó en el desierto fue una
fuente de
sanación:  semejantemente, el Señor Jesús quién está ahora en el Cielo
es la
fuente de vida eterna, a través de los meritos de su dolorosa Pasión y
de su
muerte en la Cruz. 

La serpiente en el desierto era un signo para los Hebreos:  el signo de
la
misericordia de Dios hacia su Pueblo, el Pueblo que Él había escogido
para
hacer brillar su gloria y su magnificencia a través de todo el mundo. 
De una
manera similar, pero en concordancia con la realidad que Él está en Él,
el
Señor Jesús es el signo de la misericordia y amor de Dios hacia todos
los
hombres.  Sus gloriosas heridas, que él todavía lleva en el Cielo, son
tan
muchas joyas que testifican su triunfo sobre el pecado y la muerte; 
pero,
sobre todo, sus heridas son, para todos los elegidos del Cielo, los
signos
brillantes y siempre visibles de su inagotable amor para todos aquellos
quienes El ha escogido de toda la eternidad para vivir con Él en la
Gloria.

" Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo
unigénito. "

¡Dios nos ama!  Nuestro Padre Celestial, el Creador de todos nosotros,
nos ama
tanto que su amor lo lleva a darnos a su único Hijo.  San Juan habla en
tiempo pasado;  él dice:  "Dios amó... ha dado..."  Pero todo esto es
además
verdad en el presente, desde que, para Dios, todo está siempre en el
presente:  Dios es eterno, y para El no hay ningún pasado o futuro. 
Esto es
solamente con relación a nosotros, hombres, que hay un pasado y un
futuro
para Dios.  La Palabra del Padre, su Hijo, fue encarnado en el vientre
de la
Santísima Virgen María hace dos mil años.  Esto está en el pasado, fue
en
este tiempo que Dios dió a su único Hijo.  Pero nosotros podemos decir
aun
ahora que Dios nos da a su Hijo, cada día, cada hora, cada minuto:  si
nosotros le pedimos esto, humildemente con gran fe, entonces Dios nos
dará a
Él quien es su Vida, toda su razón de ser, Él quien es el objeto de su
amor.

" para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. "

El Señor Jesús es Dios:  Él es la Verdad.  Él es la Verdad que debemos
creer,
porque ella sobrepasa toda inteligencia, ella está sobre toda razón,
ella es
sobrenatural y divina.  Pero así como esto es, la Verdad es Dios, esta
Verdad 
es Vida, el Señor quien es Verdad, es también  Vida, porque El es el
Amor
todopoderoso y misericordioso, el Infinito Amor, que no puede fallar en
ser
comunicado a cualquiera quien verdaderamente quiera entrar en una
comunión de
Vida con El.  Así, a través de la virtud de la Fe, la Verdad que es
Dios, y
en quien nosotros creemos, nos da su Vida:  a través de la fe, nosotros
somos
participantes de la misma vida de Dios en el Señor Jesús.  Es más,
escuchemos
lo que el Señor nos dice:  "En verdad, en verdad, yo les digo, él que
cree
tiene la vida eterna." (Jn. 6:47)

" La luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la
luz; 
porque sus obras eran malas.  Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la
luz y no viene á la luz, porque sus obras no sean redargüidas. "

San Juan ya nos había contado al principio de su Evangelio:  "Aquel era
la luz
verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo.  En el
mundo
estaba, y el mundo fué hecho por él; y el mundo no le conoció.  A lo
suyo
vino, y los suyos no le recibieron." (Jn. 1:9-11)  Este es el drama de
toda
la Creación:  la Luz está aquí, en el mundo, y todavía son muchos los
que lo
rechazan, quienes no van a Él para ser iluminado interiormente por su
todopoderosa gracia!  Los hombres tiene temor de esta divina luz, ellos
no
quieren acercársele, porque ella puede demostrarle a cada uno, en
cualquier
lugar, la fealdad de su vida.  Pero sobretodo, ellos no quieren ver en
esta
luz la vida y el amor que es esencialmente:  porque ellos no quieren
cambiar
su vida, porque ellos no quieren participar en la Vida de Dios.

" Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean
manifestadas
que son hechas en Dios. "

Miremos esta expresión de San Juan:  "El que obra verdad."  La Verdad
de Dios
quien es Luz (cf. 1 Jn. 1:5) es una Verdad que no puede estar disociada
de
los actos de virtud y de los trabajos que deben ser hechos de acuerdo
con los
mandamientos de Dios y de la Iglesia.  No basta con simplemente creer,
también es necesario realizar trabajos de caridad y misericordia.  De
estos
trabajos, nosotros logremos el más importante de todos.  Nosotros
reciberemos
la Eucaristía:  preparémonos para participar en la Pasión de Cristo,
para
comunicar de su Sacrificio, que El Señor ha ofrecido de una vez por
todas,
pero que, a través del sacramento se nos hará presente, a nosotros que
estamos vivos ahora!  Nosotros nos asociaremos con Cristo muerto y
resucitado, Él quien fue elevado de la tierra sobre la Cruz de madera,
y
quien ahora es elevado a la derecha del Padre que está en el Cielo!

Que la Santísima Virgen María, quien vio a su Hijo en la Cruz, nos
ayude a
recibir dignamente a su Hijo Jesús, para que nosotros podamos
participar en
la Pasión de Cristo, para su Cuerpo, que es la Iglesia!



Canónigo Dr. Daniel Meynen



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