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The WeatherPixie Cristo ha resucitado, está vivo. ¿Lo viste tú con los ojos de tu corazón? Bendiciones...

sábado, septiembre 16, 2006

Vigésimo cuarto Domingo del Año.

Queridos Amigos en Cristo,Esta es mi homilía para el proximo Domingo, el vigésimo cuarto Domingo del Año." Entonces él les dice: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dice: Tú eres el Cristo.» Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno. "¡Dios les bendiga!Canónigo Dr. Daniel MeynenEvangelio para el vigésimo cuarto Domingo del Año - Año B - Lc. 8:27-35" Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó á sus discípulos, diciéndoles: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Y ellos respondieron: «Juan Bautista; y otros, Elías; y otros, Alguno de los profetas.» Entonces él les dice: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dice: Tú eres el Cristo.» Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno. Y comenzó á enseñarles, que convenía que el Hijo del hombre padeciese mucho, y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Y claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reprender. Y él, volviéndose y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo: «Apártate de mí, Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.» Y llamando á la gente con sus discípulos, les dijo: «Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.» "Nota: No tengo homilía su Lc. 8:27-35; pero, como Lc. 8:27-[29] = Mt. 16:13-19, una homilía su Mt. 16:13-19 puede también servir:Evangelio para la Fiesta de los Apóstoles Pedro y Pablo - Año B - Mt. 16:13-19" Jesús se fue a la región de Cesárea de Filipo. Estando allí, preguntó asus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que eres Elías, o Jeremías, o uno de los profetas.» Jesús les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decis que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le replicó: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» "Homilía:" Jesús se fue a la región de Cesárea de Filipo. Estando allí, preguntó asus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» "En esta fiesta de los Santos Pedro y Pablo, la Iglesia nos propone el evangelio de la confesión de San Pedro - esta es, la historia de este acto memorable en el cual Pedro, quien fue llamado Simón, confiesa su fe en la divinidad de Cristo. Así, que es paradójico que Jesús haga esta pregunta: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?" Para que su divinidad pudiera ser afirmada y proclamada por sus discípulos, y por Pedro primero, Jesús se refiere así mismo como el Hijo del Hombre. No podría ser de otro modo, porque Cristo debe de aparecer, como Él, quién es, el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Tm. 2:5), y así, como Él, quién es ambos, Dios y Hombre." Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que eres Elías, o Jeremías, o uno de los profetas.» ""¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?" La gente piensa que Jesús podría ser un profeta, y quizás incluso un gran profeta. Pero, ellos no van mas allá de pensar que Jesús podría ser Dios encarnado: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que eres Elías, o Jeremías, o uno de los profetas." Esta idea de la Encarnación del Hijo de Dios no puede, de hecho, venir de los hombres o mujeres de la tierra. Esto solo puede venir de Dios mismo, esto solo puede ser el fruto de una divina inspiración dada a el que el Señor ha elegido para este propósito. Esto es porque Jesús se dirige a sus discípulos, hacia aquellos que él había escogido para seguirlo, por todas partes y por siempre, hasta la muerte; es de hecho a ellos, que Cristo les hace esta pregunta, la cual es decisiva para todos nosotros: "Y vosotros, ¿quién decis que soy yo?"" Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» "Esta es la sublime palabra que Pedro, o más bien él que es llamado Simón primero, ¡pronunció bajo la inspiración del Espíritu de Dios! A través de estas simples palabras, Pedro revela la divinidad de Cristo, él proclama su fe en la Encarnación de la Palabra, él testifica que este Hombre, quien es similar a otros hombres, es además, y primero Dios: ¡El Hijo de Dios vivo! Pedro es sobretodo un hombre de fe, un hombre quien cree lo que el Señor le dice interiormente, un hombre, quien tiene la intrepidez de la fe, confiando y abandonándose a la palabra de Dios que él escucha en el fondo de su corazón! Pedro es nuestro modelo de fidelidad a Cristo y a su Iglesia: Pedro es el que, en el Espíritu Santo, ¡es el garante de nuestra fe en la realidad de la Encarnación!" Jesús le replicó: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.» "El Padre de Jesús, la primera persona de la Santísima Trinidad, habló interiormente a Pedro para hacerlo entender, en la más elevada parte de su alma, en este extremo donde el alma toca la divinidad en su aspecto más cercano, que este Hombre, que ve ante el, no es solamente un hombre, si no además, y primero, su propio Hijo, su perfecta Imagen, la cual él engendra eternamente en el Espíritu Santo. Y esta revelación que Pedro recibe en este día, ¡lo hace bendito! "Bienaventurado eres Simón!" Esto no se refiere a una felicidad terrenal. No. Esta es la felicidad del Cielo que es concedida y prometida irrevocablemente a Pedro. Porque, a través de su fe en la palabra del Padre, él dice esta palabra que salva, él habla en una palabra humana lo que Jesús es divinamente: la Palabra de Dios. Bajo la inspiración del Padre, Pedro se une a esta Palabra de Dios que está encarnada en Cristo: ¡él es salvado a través de su íntima unión con el Salvador del Mundo! Aquí Pedro logra lo que San Pablo escribirá en su Epístola a los Romanos: "El que lo confiese con sus labios será salvo." (Rom. 10:10)" «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.» "Simón no es más Simón: ¡Él es Pedro! Jesús establece a Simón como la piedra fundadora de su edificio, la Iglesia. Pedro, en su unión con Cristo el Salvador, se vuelve la fundación de la Iglesia para la salvación de todas las naciones. Simón, que se vuelve Pedro, es como el vencedor de esta gran batalla de la fe que cada Cristiano debe emprender hasta el fin, él es como el conquistador del Apocalipsis, de quien se dice: "Al vencedor le daré un maná escondido; y le daré también una piedracita blanca con un nombre nuevo grabado en ella que sólo conoce él que lo recibe." (Rev. 2:17) ¡Imitemos a Pedro en su fe en Cristo! Imitémosle junto a San Pablo, imitémosle junto a María, la Madre de todos nosotros, ¡la creyente entre los creyentes! Recibamos, con amor y confianza, este maná escondido dado al conquistador: ¡Recibámosle con fervor en este día el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía!Canónigo Dr. Daniel Meynen

1 Comments:

At 1:02 p. m., Blogger Unknown said...

Hola Padre Jorge, su blog es muy interesante, ya ha sido registrado en el Directorio de Blogs católicos.
Muchos saludos desde México.
Cordialmente
Ailyn

 

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