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The WeatherPixie Cristo ha resucitado, está vivo. ¿Lo viste tú con los ojos de tu corazón? Bendiciones...

jueves, octubre 06, 2005

Retiro de profesores.


Retiro de profesores.
Jesús vivo en mi existencia.
La experiencia más linda, en la vida de la fe, es de ver a Jesús vivo en la existencia de uno. En efecto, constatamos un montón de hechos que son en realidad las consecuencias de Su acción en nosotros: estamos cambiando en mejor; se amplía nuestra visión de la vida, del mundo, de los demás; existe un verdadero proceso de conversión espiritual y humana. Nuestro ser se ilumina, progresa, se libera…
Pedro anuncia a los judíos la noticia la más extraordinaria, el día de Pentecostés: "Ese Jesús que Ustedes han matado, está vivo." Los apóstoles son testigos de esta presencia extraordinaria. Hasta no dudarán de dar la vida por este descubrimiento impactante. Jesús vivo, acompañante mío en mi vida, me hace participar en esas experiencias que no puedo demostrar pero que, ¡sí!, puedo compartir. El caminar es lento como han sido lentos los golpes que me desfiguraron por el pecado. Es una batalla larga, la conversión mía; tiene que ser perseverante, fuerte con la fuerza de Dios; inspirada por un amor creciente en mi Señor. Confianza en él. Pero decidida por mi parte. Se inscribe en un trasfondo de la misma alianza que une el Padre a su familia cristiana. Se inscribe en la fidelidad del pueblo de Dios a la invitación de Jesús.
Gracias, queridas maestras, por sus lindos testimonios:
"Veo que Cristo me ha cambiado; ya no soy la misma: más serenidad; más paciencia y más misericordia."
"Con mis hijos, escucho mejor."
"Vivo con más profundidad la eucaristía; oigo mejor la voz de Dios."
"Pongo más atención a hacer BIEN las cosas."
"Perdono a mi marido sus infidelidades; no es que acepte como bien lo que hizo; le tengo más misericordia sin dejar de esforzarme para que él también crezca en el Señor."
Nos queda meditar también la presencia viva de Jesús en la comunidad de fe; una comunidad a la vez santa y pecadora; una comunidad que se parece a un hospital dónde todos han sido tocados por la plaga del pecado pero dónde muchos enfermos despiertan a ayudar a los demás mientras el doctor cuide de la sanación; ese doctor es Cristo Jesús.
Ese paso que queda, será para una próxima reflexión.